Los quistes aracnoideos son sacos llenos de líquido cefalorraquídeo (LCR) que se localizan entre la aracnoides y la piamadre, la membrana más interna que cubre el cerebro. Pueden variar en tamaño desde pequeños quistes que no causan síntomas hasta quistes más grandes que pueden ejercer presión sobre las estructuras cerebrales.
Estas estructuras son generalmente benignas y pueden ser halladas en la mayoría de los casos de forma incidental en estudios de imagen realizados por otras razones, de hecho se pueden encontrar hasta en el 1% de la población general.
Los quistes aracnoideos pueden formarse en diversas localizaciones del cerebro y de la médula espinal, pero son más comunes en la región temporal (alrededor de la cisura de Silvio) y en la fosa posterior (cerebelo).
Causas
Los quistes aracnoideos pueden ser primarios (idiopáticos) o secundarios:
– Primarios: Se desarrollan sin una causa identificable y son considerados malformaciones congénitas. Pueden surgir durante el desarrollo embrionario del sistema nervioso central.
– Secundarios: Pueden formarse como resultado de una lesión, traumatismo craneal, infección, hemorragia o condiciones que causan la obstrucción del flujo del líquido cefalorraquídeo.
Síntomas
En muchos casos, los quistes aracnoideos son asintomáticos y se descubren incidentalmente en estudios de imagen realizados por otras causas. Sin embargo, si un quiste se vuelve lo suficientemente grande como para ejercer presión sobre el tejido cerebral o la médula espinal, pueden aparecer síntomas, que incluyen:
– Cefaleas: Dolores de cabeza persistentes o recurrentes.
– Síntomas Neurológicos: Pueden incluir problemas de equilibrio, debilidad en las extremidades, alteraciones en la visión, o síntomas relacionados con la compresión de estructuras cerebrales.
– Convulsiones: En algunos casos, los quistes aracnoideos pueden provocar convulsiones.
– Retraso del desarrollo psicomotor
– En lactantes y recién nacidos, macrocefalia
Diagnóstico
El diagnóstico de quistes aracnoideos normalmente se realiza mediante:
- Imágenes por Resonancia Magnética (IRM): Este es el método más efectivo para visualizar quistes aracnoideos, ya que proporciona imágenes detalladas del cerebro y las estructuras circundantes.
- Tomografía Computarizada (TC): Puede ser utilizada como una herramienta diagnóstica inicial para identificar quistes aracnoideos, aunque la IRM ofrece una visualización más clara.
- En ocasiones, para decidir si un quiste aracnoideo precisa o no cirugía, puede estar indicado realizar una monitorización invasiva de la presión intracraneal mediante una sonda específica
Tratamiento
El tratamiento de los quistes aracnoideos depende de varios factores, incluyendo el tamaño del quiste y la presencia o ausencia de síntomas. Las opciones incluyen:
- Observación: Si el quiste es pequeño y no causa síntomas, es posible que solo se requiera un seguimiento regular con estudios de imagen para monitorear cualquier cambio en su tamaño o en la condición del paciente.
- Tratamiento Médico: En casos en los que los quistes causan síntomas, se pueden prescribir medicamentos para aliviar el dolor de cabeza o tratar convulsiones.
- Intervención Quirúrgica: Si el quiste es grande y causa síntomas significativos, o si hay complicaciones, como la ruptura del quiste, puede ser necesaria la cirugía. Las opciones quirúrgicas pueden incluir:
– Fenestración quirúrgica: apertura del quiste a una región donde el líquido cefaloraquídeo circule libremente. Puede ser realizada mediante endoscopía o microcirugía, dependiendo de la localización del quiste y de las preferencias del neurocirujano.
– Derivación: Colocación de un tubo para drenar el líquido del quiste hacia la cavidad peritoneal y reducir la presión sobre las estructuras cerebrales. Suele ser hoy en día un tratamiento de segunda elección.
Pronóstico
El pronóstico para las personas con quistes aracnoideos generalmente es bueno, especialmente si el quiste es asintomático. La mayoría de las personas que tienen quistes aracnoideos pequeños y no sintomáticos no experimentan problemas significativos. Sin embargo, en casos donde los quistes son grandes y causan síntomas, el manejo quirúrgico adecuado es fundamental para mejorar la calidad de vida y prevenir complicaciones.
Seguimiento y Atención Continua
- Monitoreo Regular: Para aquellos con quistes aracnoideos asintomáticos, el seguimiento con estudios de imagen, como resonancias magnéticas, puede ser recomendable durante un tiempo para observar cualquier cambio en el tamaño del quiste o en la condición neurológica del paciente.
- Educación del Paciente: Es fundamental que los pacientes comprendan su condición y estén informados sobre los posibles síntomas a los que deben prestar atención, como dolores de cabeza inusuales, cambios en la visión, o cualquier signo de deterioro neurológico. La educación del paciente también incluye la importancia de asistir a las citas de seguimiento y reportar cualquier síntoma nuevo o inquietante. De forma general, estos pacientes pueden conducir una vida completa, pero se desaconsejan los deportes de contacto físico directo (boxeo, artes marciales…).
- Evaluación Multidisciplinaria: En algunos casos, puede ser beneficioso un enfoque multidisciplinario que incluya neurólogos, neurocirujanos y otros especialistas. Esto asegura que todos los aspectos de la salud del paciente sean considerados y tratados adecuadamente.
¿Cuándo consultar al neurocirujano?
Los quistes aracnoideos son condiciones relativamente comunes y, en su mayoría, benignas. Sin embargo, es crucial el diagnóstico y monitoreo adecuado para asegurar que no se desarrollen complicaciones o que estas sean atajadas con rapidez y eficacia. Con un enfoque cuidadoso y un manejo apropiado, la mayoría de los pacientes pueden llevar una vida normal y activa.
Ante el diagnóstico de un quiste aracnoideo es preciso buscar la orientación de un neurocirujano. La comunicación abierta con el equipo médico y el seguimiento regular son clave para el manejo efectivo de esta condición.